El
embarazo físico empieza en el momento mágico de la concepción, sin embargo, a
otros niveles, el inicio de la preparación para el embarazo empieza dos o tres
años antes de la concepción del bebé.
Las
almas de los bebés vienen al mundo para estar junto a sus padres y ayudarles en
el proceso de preparación. Generan un útero etérico que se suele situarse en la
zona de la barriga, como en un embarazo físico. Este útero estará hasta el
parto aunque ira moviéndose, incluso desplazándose de la madre al padre, ya que
este útero no es exclusivo de la madre: el hombre también lo sostiene. Es muy
bella la imagen de cómo a veces se desplazan de la mamá al papá haciendo un
símbolo de infinito. Se sitúan ahí para ayudar como alma a la preparación
física-energética-emocional de los padres para el momento de la concepción y el
embarazo. Desde ahí los bebés se comunican con nosotros y nos ayudan con su
sabiduría.
Haciendo
cuentas, podemos ver que algunas relaciones de pareja no existían dos o tres
años antes de ser concebidos sus hijos. Pero eso no impide que las almas de los
bebés estén con sus padres ayudándoles y preparándoles. Incluso les ayudan para
que se de el encuentro entre ellos.
Se
puede ver en el útero etérico como está presente la memoria de la familia de
esta vida y de vidas anteriores, incluso memorias de la historia de la
humanidad. Es como un red energética que tiene almacenado todo tipo de
información.
Al
no estar todavía encarnados, sus almas son puras, pero en ella están ya las
características de la personalidad que desplegarán a lo largo de su vida: serán
discretos y silenciosos, traviesos y alegres, sabios y científicos. Es muy
enriquecedor conocerlos a través de su alma y ver qué les gustará, cómo son,
cuales serán sus retos y sus dones.
El
nacimiento o la concepción simplemente es una fase más de un viaje continuo.
Los embarazos no son nunca algo casual o un “accidente”, nuestras almas y las
de los bebés se preparan años para ello y durante los años antes de la
concepción nuestras almas trabajan juntas para poder nacer.
A
través de la escucha del alma de los bebés, se puede ver que la concepción, el
embarazo y la crianza son también un tiempo de conexión y consciencia que nos
da la oportunidad de cambiar y evolucionar a nivel personal, como familia y
como habitantes del planeta.